De la dificultad de aprender solo: ¿Porqué los alumnos extrañan tanto a su clase? – De la difficulté d’apprendre seul: pourquoi la classe manque-t-elle tant aux élèves ?

De la dificultad de aprender solo: ¿Porqué los alumnos extrañan tanto a su clase? – De la difficulté d’apprendre seul: pourquoi la classe manque-t-elle tant aux élèves ?

Foto: Freepik

Hoy quiero compartir con ustedes una interesante entrevista, hecha por Louise Tourret,  al especialista en educación Philippe Meirieu.

¿Qué nos enseña el aprendizaje a distancia sobre la importancia del colectivo en términos de pedagogía? ¿Por qué aprendemos mejor juntos? – Elementos de respuesta con el especialista en educación Philippe Meirieu.

Escuela en casa, ¿cómo hacer? La pregunta sigue de actualidad ya que la gran mayoría de los estudiantes en el mundo todavía sigue su educación a distancia … y sabemos que ponerse al trabajo y perseverar no es fácil cuando uno está solo. ¿Pero sabemos por qué la clase y el grupo ayudan a aprender? Nos hicimos la pregunta ,alimentados por nuestras experiencias personales y porque muchos testimonios nos han llegado, evocando un cierto aburrimiento entre los alumnos, incluso los más comprometidos. Es el investigador francés y especialista en educación Philippe Meirieu que nos ha contestado. De hecho, ha trabajado mucho en el papel del colectivo en el aprendizaje, y hoy hace una síntesis para nosotros de todo el conocimiento disponible sobre el tema. También da consejos sobre la distancia necesaria para comprender con su hijo cómo trabajar bien. Finalmente, el pedagogo se cuestiona sobre la escuela «después» y las preguntas con las cuales tendrá que enfrentarse …

Louise Tourret: Durante este período de la escuela en casa, nos dimos cuenta de que para muchos niños, era difícil trabajar solo. En que el grupo ayuda?
Philippe Meirieu: El hecho de estar juntos en el mismo lugar, de vivir el mismo espacio de tiempo, es obviamente una experiencia esencial para “abordar”cualquier aprendizaje. El niño necesita esta experiencia, como nosotros adultos también, cuando vamos al teatro, por ejemplo o cuando compartimos con amigos un momento fuerte, un momento de comunicación intensa, que difícilmente podemos encontrar a distancia , ni a través de lo digital. El niño todavía lo necesita más ya que está en una etapa de su desarrollo en la que no ha construido completamente lo simbólico, no se hace una representación mental del otro y de los demás. Necesita vivir este colectivo concretamente, mucho más que los adultos, para involucrarse en una aventura.

LT: Ese efecto del grupo ha sido estudiado antes por los psicólogos de la educación?
PM: Sí, por supuesto, desde Henri Wallon, que hablaba de la inteligencia como «socialidad interiorizada», hasta Lev Vygotski, quien muestra que el niño interioriza las relaciones sociales, que pasa de lo que llama lo «interpersonal». «- es decir, el diálogo entre él y los demás – a lo» intrapersonal «, es decir, el diálogo de sí mismo a sí mismo. Vygotski nos muestra que en el juego, por ejemplo, pero también en todos estos pequeños eventos experimentados en el aula (mirando por encima del hombro del vecino, preguntándole si estamos en lo cierto o no, etc.), algo produce un diálogo interno que lleva al niño a cuestionarse a sí mismo. Y este cuestionamiento es el progreso mismo, es allí donde aparecen la exigencia y el progreso que le permiten ser siempre más preciso, más justo, más cercano a la verdad. Esto es lo que lo convierte en una personalidad que llamamos «reflexiva».

LT:, ¿No podemos sostener, a lo contrario,que la clase en presencial puede tener el efecto de tapar la singularidad de ciertos niños, y que, cuando tienen educación a distancia, ciertas necesidades específicas pueden ser mejor entendidas, tanto por los padres cuando pueden , y por los maestros que logran establecer relaciones distintas con los alumnos?

PM: Sí, sin duda, la escuela tiene mucho que hacer para tener en cuenta la singularidad de cada uno, pero esta singularidad también está ahí para permitir el acceso al conocimiento común. Hay una experiencia, algo que se vive fuertemente al llegar, como ser singular, con su personalidad, y al acceder con los demás a algo que nos reúne. Este intercambio de conocimientos le da al niño – Jean Piaget ,un gran psicólogo lo demostró – la posibilidad de acceder a lo que él llama una «coordinación de perspectivas», es decir que ya no vive simplemente al interior de sí mismo: lo que aprende ya no es simplemente «su» verdad, es una verdad que comparte con los demás. Es decir, accede a una forma de objetividad que es necesaria en su progresión intelectual. Esta experiencia es fundamental y lo construye como un sujeto que va a salir gradualmente de lo que los psicólogos llaman su egocentrismo infantil, su narcisismo inicial, para compartir con los demás y estabilizar lo que es «infinitamente compartible». «como dijo el filósofo Johann Gottlieb Ficht: precisamente este conocimiento un poco sólido en el que podemos confiar y que constituye un bien común para el futuro.

LT: ¿Debemos hablar con los niños todavía de la clase tal como era antes del confinamiento,o por el contrario, decirnos que estamos en una fase completamente nueva y sacar provecho de esto, hasta nuevo aviso?

PM: Creo que debemos continuar evocando a aquella clase normal al menos simbólicamente; el alumno debe sentirse unido, solidario incluso a distancia, incluso con todas las dificultades que vive. Varios maestros se esfuerzan para que esto sea posible: recientemente he visto debates filosóficos a distancia bastante exitosos, bien llevados. Pero creo que, por parte de los padres, también podemos sugerir que el alumno se ponga en contacto con sus compañeros de clase fuera de la escuela a distancia, para discutir con ellos cómo les va, como trabajan. Convocar situaciones de ayuda mutua durante este período me parece esencial, es una buena manera de hacer que el colectivo exista, incluso a pequeña escala.

LT: ¿Qué podemos aprender de este período?

PM: Necesitamos aprender de todas las situaciones, incluidas las más imprevistas y preocupantes. Aprendimos mucho desde este momento, esencialmente sobre la importancia del colectivo, y tendremos que lograr dar vida a esta pedagogía de cooperación cuando encontremos a los alumnos nuevamente en nuestras aulas… También estamos aprendiendo la importancia de esta formación a la autonomía para la cual es absolutamente esencial que los padres, en una relación de coeducación, también cumplen ese papel. Esto, no siempre estando detrás del niño, ni abandonándole, sino tomándose el tiempo para reflexionar con él sobre la forma en que trabaja. Por ejemplo, distinguir entre lo que es más fácil y más útil para uno , no es fácil para un niño. Sabemos que tendrá tendencia a ir hacia la facilidad, mientras que sería mejor para él, ir hacia lo que lo que le pone más en dificultad… Discutamos la metodología de aprendizaje con nuestros hijos, si tenemos tiempo , y los ayudaremos considerablemente para su porvenir escolar.

LT: Discutir significa hablar de eso todos los días, estar al lado de su hijo mientras que él está trabajando. Cómo hacerlo ?

PM: Aconsejaría a los padres que tomen unos minutos cada día, tal vez 1/4 de hora, para evaluar cómo trabajó el niño y cómo vivió su día, lo que le pareció útil, donde perdió tiempo y sacar con él algunas lecciones . Decirle, por ejemplo: «Ahí ves que salió mal, tal vez podrías preguntarle a un amigo cómo lo hizo, o recordarte un momento en que a ti te funcionó mejor, y por que «. Practiquemos lo que los psicólogos hoy llaman metacognición, es decir, simplemente pensar en cómo lo hacemos. Podemos aplicarlo a la forma en que ensamblamos un mueble, pero también podemos hacerlo sobre nuestro trabajo escolar.

LT: Y Ud, ¿qué ha aprendido de este período sin precedentes?

PM: He visto cuán movilizados estaban los maestros, y la capacidad que han tenido, en una emergencia, de improvisar, intercambiar, cooperar, para ofrecer a los alumnos, a pesar de todas las dificultades, lo mejor de la escuela. Me pareció extremadamente fuerte. También aprendí, por supuesto, cuánto necesitaban los niños de este colectivo.

Pero hay algunas cosas que me preocupan sobre el futuro, que cuando regresemos a la escuela en condiciones casi normales : es que de alguna manera estemos absorbidos por una forma de productivismo escolar, es decir que tengamos miedo al tiempo perdido y que buscamos compensarlo corriendo tras los fundamentos. Que nos preocupemos de lo básico del programa a expensas de la educación artística y cultural, por ejemplo, que permite a los niños compartir con la humanidad sus ansiedades, sus preocupaciones, sus esperanzas. Me gustaría mucho que después de este período, los niños que vivieron momentos tensos, momentos fuertes, ya sean psicológicamente positivos o negativos, puedan encontrar en la literatura y en el arte formas de compartir esta experiencia entre ellos. . Me gustaría que los maestros presten atención a esta dimensión cultural de la enseñanza en este sentido, porque será más necesario que nunca.

Encuentre la entrevista original de Philippe Meirieu titulada : L’école d’après»… avec la pédagogie d’avant?  En el sitio web del Educational Café (17/04/20).

Visite el sitio de Philippe Meirieu.


Aujourd’hui, je veux partager avec vous une interview intéressante, faite par Louise Tourret, au spécialiste de l’éducation Philippe Meirieu.

L’école à la maison |Que nous apprend l’école à distance sur l’importance du collectif en matière de pédagogie ? Pourquoi apprend-on mieux à plusieurs ? Eléments de réponse avec le spécialiste de l’éducation Philippe Meirieu.

Ecole à la maison, comment faire ? La question se pose encore puisqu’une grande majorité d’élèves suit toujours sa scolarité à distance… et que se mettre au travail et persévérer n’est pas facile quand on est seul. Mais sait-on pourquoi la classe et le groupe aident à apprendre ? Nous nous sommes posés la question dans l’équipe, nourris de nos expériences personnelles et parce que de nombreux témoignages nous parvenaient, attestant d’un certain découragement chez les élèves, même les plus assidus. C’est le chercheur et spécialiste de l’éducation Philippe Meirieu qui nous répond. Il a en effet beaucoup travaillé sur le rôle du collectif dans les apprentissages, et il fait aujourd’hui le point pour nous sur les savoirs disponibles sur le sujet. Il livre également des conseils sur le nécessaire recul à adopter pour comprendre avec son enfant comment bien travailler. Enfin, le pédagogue s’interroge sur l’école «d’après» et les questions auxquelles elle devra se confronter…

Louise Tourret : Durant cette période de l’école à la maison, on s’est aperçu que pour beaucoup d’enfants, il était difficile de travailler seul. En quoi le collectif est-il fécond ?

Philippe Meirieu : Le fait d’être ensemble dans un même lieu, de vivre le même espace temps, est évidemment une expérience essentielle pour être «embarqué» dans un apprentissage quel qu’il soit. L’enfant a besoin de cette expérience-là, comme nous autres adultes d’ailleurs, par exemple quand nous allons au théâtre ou que nous partageons entre amis un moment fort, un moment de communication intense, que nous ne pouvons guère retrouver à distance ni par le biais du numérique. L’enfant a d’autant plus besoin de cela qu’il est à un stade de son développement dans lequel il n’a pas complètement construit le symbolique, il ne se fait pas de représentation mentale de l’autre et des autres. Il a besoin de vivre ce collectif concrètement, beaucoup plus encore que les adultes, pour être impliqué dans une aventure.

LT : Cet effet «groupe» a-t-il été étudié par les psychologues de l’éducation ?

PM : Oui bien sûr, depuis Henri Wallon qui parlait de l’intelligence comme de la «socialité intériorisée» jusqu’à Lev Vygotski qui montre que l’enfant intériorise les rapports sociaux, qu’il passe de ce qu’il appelle l’»interpersonnel» – à savoir le dialogue entre lui et les autres – à l’»intrapersonnel», c’est à dire le dialogue de soi à soi. Vygotski nous montre que dans le jeu par exemple, mais aussi dans tous ces petits événements vécus dans la classe (regarder par-dessus l’épaule de son voisin, lui demander si on a juste ou faux, etc.), quelque chose produit un dialogue intérieur qui amène l’enfant à se questionner. Et ce questionnement, c’est le progrès même, c’est là qu’apparaissent l’exigence et la progression qui lui permettent d’être toujours plus précis, plus juste, plus proche de la vérité. C’est ce qui fait de lui une personnalité que nous appelons «réflexive».

LT : Ne peut-on pas soutenir au contraire que la classe peut avoir pour effet de masquer les singularités de certains enfants alors qu’avec l’enseignement à distance, certains besoins spécifiques peuvent être mieux compris, à la fois par les parents quand ils le peuvent, et par les professeurs qui parviennent à nouer des rapport différents avec les élèves ?

PM : Oui sans doute, l’école a beaucoup à faire pour prendre en compte la singularité de chacun, mais cette singularité est là aussi pour permettre d’accéder à des savoirs communs. Il y a une expérience, quelque chose qui se vit dans le fait d’arriver, singulier, avec sa personnalité, et d’accéder à quelque chose qui nous réunit. Ce partage d’un savoir donne à l’enfant – un grand psychologue comme Jean Piaget l’a démontré – la possibilité d’accéder à ce qu’il appelle une «coordination des perspectives», c’est à dire qu’il ne vit plus simplement à l’intérieur de lui-même : ce qu’il apprend ce n’est plus simplement «sa» vérité, c’est une vérité qu’il partage avec d’autres. C’est à dire qu’il accède à une forme d’objectivité qui est nécessaire dans sa progression intellectuelle. Cette expérience-là est fondamentale, et elle le constitue comme un sujet qui progressivement va sortir de ce que les psychologues appellent son égocentrisme enfantin, son narcissisme initial, pour partager avec d’autres, et stabiliser ce qui est «partageable à l’infini» comme disait le philosophe Johann Gottlieb Ficht : précisément ce savoir un peu solide sur lequel on peut s’appuyer et qui constitue un bien commun pour l’avenir.

LT : Faut-il encore parler aux enfants de la classe telle qu’ils l’ont connue avant le confinement ou au contraire, se dire que nous sommes dans une phase totalement nouvelle et en prendre son parti, jusqu’à nouvel ordre ?

PM : Je crois qu’il faut effectivement continuer à convoquer au moins symboliquement cette classe, il faut que l’élève se sente solidaire même à distance, même avec toutes les difficultés qu’il vit. Un certain nombre d’enseignants s’efforcent de rendre cela possible : j’ai vu récemment des débats philosophiques à distance tout à fait bien menés, intéressants et instructifs. Mais je pense que, du côté des parents, on peut également suggérer à l’enfant de prendre contact avec ses camarades de classe en dehors des moments d’école à distance, pour discuter avec eux de la manière dont ils travaillent. Convoquer des situations d’entraide pendant cette période-là cela me semble essentiel, c’est un bon moyen de faire exister le collectif, même à petite échelle.

LT : Que pouvons-nous apprendre de cette période ?

PM : Il nous faut apprendre de toutes les situations, y compris des situations les plus imprévues et les plus préoccupantes. Nous avons énormément appris de ce moment, sur l’importance du collectif notamment, et il faudra réussir à faire vivre cette pédagogie de la coopération quand nous retrouverons les élèves dans nos classes… Nous apprenons également l’importance de cette formation à l’autonomie pour laquelle il est absolument essentiel que les parents, dans une perspective de co-éducation, jouent aussi un rôle. Non pas en étant toujours présents derrière l’enfant, ni en l’abandonnant, mais en prenant du temps pour réfléchir avec lui sur la façon dont il travaille. Par exemple, distinguer entre ce qui est le plus facile et le plus utile pour soi n’est pas évident pour un enfant. On sait qu’il aura tendance à aller vers la facilité, alors qu’il vaudrait mieux qu’il aille vers ce qui le met plus en difficulté… Discutons méthodologie d’apprentissage avec nos enfants, si nous en avons un peu le temps et les moyens, et nous les aiderons considérablement pour leur avenir scolaire.

LT : Discuter cela signifie en parler chaque jour, être à coté de son enfant pendant qu’il travaille. Comment s’y prendre ?

PM : Je conseillerais aux parents de prendre chaque jour quelques minutes, peut-être 1/4 d’heure pour faire le point sur la façon dont l’enfant a travaillé et dont il a vécu sa journée, ce qui lui a paru utile, là où il a perdu du temps, et d’en tirer avec lui quelques conséquences. En lui disant par exemple : «Là tu vois ça s’est mal passé, peut-être que tu pourrais demander à un copain comment il a fait, ou te souvenir toi d’un moment où cela a mieux fonctionné». Pratiquons ce que les psychologues aujourd’hui appellent la méta-cognition, c’est à dire simplement réfléchir sur la façon dont on s’y prend. On peut l’appliquer à la manière dont on monte un meuble mais on peut le faire également au sujet de son travail scolaire.

LT : Et vous, qu’avez-vous appris de cette période inédite ?

PM : J’ai vu à quel point les enseignants s’étaient mobilisés, à quel point l’Education nationale c’était eux, et combien ils étaient capables, dans une situation d’urgence, d’improviser, d’échanger, de coopérer, pour offrir aux élèves, malgré toutes les difficultés sociales, le meilleur de l’école. Cela m’a semblé extrêmement fort. J’ai appris aussi bien sûr à quel point les enfants avaient besoin de ce collectif.

Mais certaines choses m’inquiètent pour l’avenir, quand nous reprendrons l’école dans des conditions à peu près normales : c’est que nous soyons en quelque sorte absorbés par une forme de productivisme scolaire, c’est à dire que nous ayons peur du temps perdu et que nous cherchions à le rattraper en courant après les fondamentaux. Après les bases du programme au détriment de l’éducation artistique et culturelle par exemple, qui permet aux enfants ce partage avec l’humanité de leurs angoisses, de leurs inquiétudes, de leurs espérances. J’aimerais beaucoup qu’après cette période, des enfants qui ont vécu des moments tendus, des moments forts, qu’ils soient psychologiquement positifs ou négatifs, puissent trouver dans la littérature et dans l’art des moyens de partager cette expérience entre eux. J’aimerais qu’à cet égard, les enseignants soient attentifs à cette dimension culturelle de l’enseignement, parce qu’elle sera plus que jamais nécessaire.

Retrouvez l’interview originale de Philippe Meirieu intitulée L’école d’après»… avec la pédagogie d’avant? sur le site du Café pédagogique (17/04/20).

Lien vers le site de Philippe Meirieu.